El último tramo de la primer etapa del viaje. Fuimos a conocer este valle, que como todos los paisajes que vemos es hermoso. Esta vez fuimos en el auto de Limón, y salimos medio tarde ya que una de las chicas salía medio tarde de trabajar y yo aprovechaba que estaba jugando Lanús.
La primer aventura de la tarde fue salir sin cargar nafta en el auto e ir con la aguja de nafta apenas por encima de la reserva. Obviamente se encendió la luz en el medio de la nada, seguimos con reservas hasta que se encendió la luz nuevamente. Cuando sentíamos el perfume a nafta ya desvanecerse apareció una estación de servicio que nos salvó de quedarnos un rato largo varados en la ruta, pero ya en Rotorua. Fueron los 60km más largos de nuestras vidas.
Llegamos a la entrada del Waimangu Volcanic Valley y empezamos a caminar. Según la señora que nos cobró la entrada, teníamos tiempo suficiente para recorrer el parque y luego volver en un colectivo que salía desde el último punto.
Al ser un «valle volcánico» lo que más se pueden esperar son cráteres y lagos formados por las distintas erupciones. Este especialmente fue formado por la erupción del volcán Tarawera en 1886. La particularidad es que uno de estos lagos es el lago de agua caliente más grande del mundo.
Lo primero que se ve al entrar es el Southern Crater. Su color no parece el de un lago normal ya que debido a las plantas que crecen en él su color es marrón o bordó.
Después vienen las dos partes que más me gustaron, el Frying Pan Lake y el Inferno Crater. En algún momento alguien debería pasar las fotos de este lugar ya que solo tengo las mías y no son las mejores del mundo.
El Frying Pan Lake es el lago que está en el Echo crater y es el lago de agua caliente más grande del mundo. Tiene una profundidad de 6 metros y una superficie de 38.000 metros cuadrados. Su ph es ácido (3.5) y el agua tiene una temperatura promedio de 55°C.
Luego se encuentra el Inferno Crater con su lago de agua turquesa. Cuando llegamos todos nos quedamos con la boca abierta por los colores de las paredes, del lago. No te terminás de acostumbrar nunca a los paisajes. El agua de este lago está entre 35 y 75 grados centígrados y también es ácida como la del Frying Pan Lake y tiene 30 metros de profundidad!
Después seguimos caminando hasta llegar al lago, mi batería ya estaba muriendo porque me había olvidado de cargarlo así que más fotos no hay. Como nos estábamos quedando sin tiempo porque nos tomamos mucho en disfrutar cada lugar (ronda de mates y sanguchitos mediante) y no nos queríamos quedar sin el colectivo para volver, seguimos el camino que hacía él en vez del peatonal «sugerido». Obviamente nos encontramos con el colectivo en el medio del camino y felizmente nos subió y nos trajo hasta la salida.
La historia no termina acá, porque nos fuimos de nuevo a Kerosene Creek pero ya era más de noche así que nos quedamos unas largas horas disfrutando de las termas, con el cielo cubierto de estrellas y una luna inmensa. No se vive tan mal estando de viaje. Lo polémico fue cuando cayó un grupo de Maoríes a limpiarse en las termas donde estábamos nosotros y no fue tan cómodo porque se enjabonaban como si nosotros no estuviéramos. Agradecimos que estaban para el lado donde se iba la corriente y no al revés jajaja.