Trekking desde Kalaw a Lago Inle – Parte 1

Campos

El viaje a Kalaw fue bastante tranquilo, unas 8hs en una combi que solo paró a mitad de camino para almorzar. Llegamos al hotel que habíamos reservado y nuestro próximo objetivo era buscar un guía para poder hacer el trekking desde Kalaw hasta Inle. Tardamos poco en darnos cuenta que no hacía falta porque nadie va hasta Kalaw si no es para hacer este trekking así que los guías van directamente a los hoteles, cada vez que llega alguien nuevo.

En nuestro caso el guía se presentó como Kyaw Kyaw (se pronuncia «Cho cho») y nos contó sobre la excursión y de qué trataría, cuánto caminaríamos por día, por dónde pasaríamos, etc.. El tour nos salía aproximadamente 35 dólares y duraría 3 días donde teníamos incluídas todas las comidas, alojamientos y lo único que tendríamos que comprarnos en el camino sería el agua. Igualmente, una botella de un litro en un almacén en Kalaw estaba 300 kyats (aprox 0,23 centavos de dolar) y en el camino los aldeanos vendían a 500 kyats (0,38 ctvos).

Con nuestro guía
Con nuestro guía

Comenzaríamos el Miércoles 16 de Diciembre después de desayunar y llegaríamos el Viernes 18 a la tarde, en bote al pueblo Nyaung Shwe que está al borde del lago Inle y es donde están los alojamientos para turistas. La travesía sería de 52km, caminando aproximadamente 20km, 20km y 12km el último día. Dicho esto nos fuimos a comer y descansar, nos esperaba un viaje largo y probablemente la mejor experiencia que tuvimos en este país. Es cansador, tiene muchas subidas y bajadas, de día hace calor y de noche mucho frío por ser clima montañoso. Pero sin dudas es muy recomendable hacerlo.

El desayuno común viene siendo fruta, tostadas con manteca y mermelada y huevos revueltos, con café o

Casa de bambú
Casa de bambú

te. Nos tomamos un rato para desayunar y cuando estuvimos listos, nos juntamos con la pareja francesa que nos acompañaría en el viaje, nuestro guía y empezamos a caminar. El primer día fue el más intenso, donde pasamos por muchos campos de distintas plantaciones. Lechuga, zanahoria, ajo, cebolla, ají, interminable. Cada vez que nos cruzábamos a alguien nos saludaban y nos ofrecían lo que tenían a cambio de nada. También Chocho nos decía que le podíamos sacar fotos a la gente, que no había ningún problema, pero eso es bastante incómodo así que no sacábamos nada. A veces, quizás solo cuando no se daban cuenta.

Pura amabilidad
Pura amabilidad

Después de 2 horas de caminata llegamos a Lat Pyin, un pequeño pueblo de 250 personas que vive enteramente de lo que producen. Hay variados campos de cultivo desde lechuga, zanahoria, ajo, etc.. Al adentrarnos empezamos a ver las casas construídas de bambú con un diseño muy lindo que nos acompañaría a lo largo de toda la travesía en los distintos pueblos. Nos encontramos con una señora que estaba preparando el ajo para llevarlo al mercado del fin de semana que es donde venden la mayor parte de la mercadería, y nos ofreció que tomáramos lo que quisiéramos. Un poco porque no tendríamos para qué usarlo y otro poco por timidez, no agarramos nada.

Ya mediodía conocimos a la familia con la que compartiríamos el almuerzo, en el pueblo Shar Pin. Entramos a una casa, dejando las zapatillas en la puerta por supuesto, donde nos sirvieron agua y nos presentaron al dueño de casa y a su hermano. Ambos señores grandes de más de 70 años, y el hermano hablaba un poco de inglés por lo que se quedó con nosotros hablando un poco de todo: Nos preguntó nuestros nombres y lugares de origen, qué hacíamos y qué nos parecía Myanmar. Por donde más habíamos viajado y nos recomendaba también lugares para recorrer su país del que nunca había salido.

Almuerzo
Almuerzo

Luego del almuerzo tuvimos 40 minutos para descansar, una mini siesta donde se escucharon algunos ronquidos y seguimos camino. Para mí este día fue el mejor de todos y es algo que nos sigue pareciendo la mejor experiencia del viaje aún un mes después de haber ocurrido. Pasamos por terrazas de arroz, campos de ají y vistas de montañas y valles de todos los colores. Nos cruzamos búfalos, lo que denominamos «vamellos» (vacas con joroba que usan para carga, ellos les dicen vaca igualmente) y hasta una canchita de fútbol inclinada donde se estaba disputando un partido de fútbol.

Uno de los equipos tenía la remera del Barcelona y el arquero la remera de la Seleccion Argentina. Alrededor, pequeños monjes jugaban una especie de «que no se caiga». Apareció el pueblito Lin Pan y nos ilusionamos con que estábamos llegando ya a nuestro destino de la noche, llevábamos más de 5 horas caminando y el terreno era montañoso así que estábamos muy cansados. No destacaría este pueblito si no fuera porque todos nos saludaban, incluso un pequeñito que nos saludaba efusivamente mostrando un palo y posando como si fuera su arma con una ternura que nos derritió a todos. Lástima que no pude agarrarle los cachetes. Media hora después sí llegamos a nuestro destino final del día, Kyauk Su. Habíamos caminado casi 20km como conté al principio y nuestros pies pedían descanso, así que nos tiramos en el piso de la casa luego de conocer a la familia y agradecerles por alojarnos esa noche. Más tarde, Matu se puso a ver cómo preparaban la comida para la noche y con Esti fuimos a caminar un poco por el pueblo, aunque poco después empezó el frío y el Sol iba desapareciendo así que terminamos sentados al lado de Matu en la pieza donde estaban preparando la comida, pegados al fuego. Nos mostraron cómo estaba armada la cocina, con unas placas de metal (perdón por la ignorancia y no saber el nombre) que eran específicas para usar fuego arriba de ellas y así no quemar toda la casa.

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La casa era simple, contenía los cuartos de los miembros de la familia, el «comedor» donde comeríamos y dormiríamos nosotros y la cocina. El baño estaba afuera, más alejado y no era más que un pozo rodeado por cuatro paredes. Lo acompañaba a unos pasos el balde para poder lavarse las manos.

Llegó la hora de la cena y apareció el personaje más importante de la noche.

Este es el fin de la primer parte, la siguiente vendrá la próxima semana, así no les es tan largo!

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