Samoa y To Sua, playa y descanso

To Sua - Samoa

Decidí ir a Samoa, previo a volverme un tiempo a Buenos Aires. Sabía que iban a ser unos pocos días de relax. Me habían dicho unas amigas (Trini y Tati, las conocí en el Mundial Sub-20 en Wellington) que obviamente era puro playa y estar tranquilo, cosa que a mi mucho no me gusta. En general la playa me aburre (lo digo escribiendo desde Airlie Beach, costa este de Australia). También, desde antes de partir estaba arreglado con Tato. No importaba a dónde nos llevara el viaje, teníamos que ir si o sí a «To Sua». Es así que me puse a ver precios de pasajes y le comenté a Tato a ver si se prendía. Pasajes listos.

To Sua, nuestro único objetivo
To Sua, en Samoa nuestro único objetivo

Ibamos a ir 6 días en total y nos pusimos de acuerdo al toque de que iban a ser 6 días de puro no hacer nada y tomar cerveza. La verdad es que fracasamos porque un día de todos esos nos fuimos a hacer una caminata de 2 horas más o menos. Igualmente la chica de la barra de los «fales», cuando le pedí agua una vez se me empezó a reír, no se por qué.

Nuestro Fale en Taufua
Nuestro Fale en Tafua, Lalomanu, Samoa

Los fales son el alojamiento tradicional, pueden ser de madera con techo de paja o cemento pero lo importante es que son circulares y abiertas. Cuando llueve o hay viento se pueden cerrar (obviamente cuando fuimos nosotros llovió y había viento).

Su moneda es el «Samoan Tala», comúnmente llamado Tala y en Julio 2015 estaba 1 NZD = 1.7 Talas, así que nos favorecía mucho el cambio. Tiene una población de casi 200mil personas y está compuesto por varias islas, las dos más grandes son Savai’i y Upolu que es donde está la mayor cantidad de población y su capital, Apia.

Nos bajamos del aeropuerto sin haber reservado nada y nos tuvimos que tomar un taxi, como no teníamos ganas de averiguar otra cosa más barata (que seguramente hay), fuimos derecho a Lalomanu, donde íbamos a pasar todos los días y es una de las playas más famosas, además de estar cerca de To Sua. Reservamos dos noches en Tafua Beach Fales a 90 talas por persona, e incluía además cena y desayuno. No les puedo explicar lo que eran esas cenas y esos desayunos. Armaban una mesa gigante para todos los huéspedes, para poder interactuar y era tanta y tan rica la comida al punto de que siempre éramos los últimos en terminar de comer.

To Sua

Al otro día queríamos ya conocer nuestro lugar, el que habíamos visto miles de fotos antes de dejar Argentina, y empezamos a caminar con la idea de llegar o empezar a hacer dedo cuando nos cansáramos. Empecé yo, obviamente porque era la primera vez que lo hacía, tenía verguenza y Tato quería reírse de mí. El primer auto no paró. El segundo, le tocaba a él y paró y nos dejó en la puerta de To Sua. Este auto lo manejaba una familia francesa, que estaban también de vacaciones y eran muy buena onda y de más chicos los padres habían viajado mucho.

Llegamos!
Llegamos!

En To Sua pasamos una gran parte del día, sacándonos fotos, tirándonos al agua, recorriendo las cuevas, etc. Es un agujero gigante que se creó a partir de un viejo tubo de lava que colapsó haciendo que quede este agujero gigante en la tierra, con agua que tiene conexión con el mar por lo que la marea va y viene, y se pueden encontrar muchos peces de colores. El lugar es sencillamente hermoso, y obviamente alguien le encontró el negocio y cobran entrada, 20 talas.

Cuando decidimos pegar la vuelta, empezamos a caminar y cuando faltaban pensamos que algo así como 2km se larga una lluvia terrible. No nos quedaba otra que seguir caminando y adivinen quién paró de repente? Pasaron los franceses y vieron que éramos nosotros y nos tocaron bocina y pararon. Nos hicieron subir y nos dejaron en los fales. Unos genios!

Cambiando de Fale

Al otro día teníamos que dejar los fales porque solo tenían disponibilidad para esos dos días, terminamos en los fales de «Romeo» (pronunciado por ellos mismos como «Rómio»). El precio creo que era 70 talas e incluía lo mismo pero fue el peor alojamiento en el que estuve en mi vida. Aclaremos que ese día llovía. El toldo estaba puesto de tal manera que un poco de viento lo hacía levantar y golpear mucho, había goteras y esa noche prácticamente no pudimos dormir por el ruido y el agua. Nunca dejamos la rutina de la cerveza y sumamos la del truco, en la que Tato se auto-declaró mi hijo no sin enojarse varias veces por adjudicarme los puntos del tanto cuando él se olvidaba de mostrar las cartas.

Nos despedimos de To Sua

La segunda noche nos avivamos y pusimos piedras alrededor del fale para sostener el toldo y que no se levante. Ya sin ruido, dormimos mejor. Durante el día en la playa lo pasábamos en el agua, viendo cangrejos moverse, etc.. Muy lindo todo y descansando. Fuimos otra vez a To Sua. Esta vez nos pararon 3 personas que estaban trabajando cuidando animales en Samoa por un tiempo. Como iban al mismo lugar, nos llevaron. Todavía no bajé las fotos de la GoPro que les debo, me deben odiar y Tato también por eso. Pasamos todo el día ahí nuevamente y nos volvimos. Esta vez mientras caminábamos un auto frenó, nos preguntó a donde íbamos y nos llevó directamente.

Lo logramos!
Lo logramos!

El día que nos íbamos a tomar el colectivo para pasar un día en Apia decidimos quedarnos un día más. Hicimos un pequeño trekking por la costa de 2km con unas neozelandesas que conocimos y que estaban en auto. Caminamos por tierra volcánica con unos paisajes impresionantes! Encima llovía y las olas pegaban fuerte lo que le daba mucha magia.

Al otro día, estas mismas chicas nos llevaron hasta Apia desde la playa! Comimos en Mc Donalds y al aeropuerto derecho. Se terminó otro viaje, pero era el turno de volver a casa.

Una respuesta a “Samoa y To Sua, playa y descanso”

  1. Viajes – J. Cortázar
    Cuando los famas salen de viaje, sus costumbres al pernoctar en una ciudad son las siguientes: Un fama va al hotel y averigua cautelosamente los precios, la calidad de las sábanas y el color de las alfombras. El segundo se traslada a la comisaría y labra un acta declarando los muebles e inmuebles de los tres, así como el inventario del contenido de sus valijas. El tercer fama va al hospital y copia las listas de los médicos de guardia y sus especialidades.

    Terminadas estas diligencias, los viajeros se reúnen en la plaza mayor de la ciudad, se comunican sus observaciones, y entran en el café a beber un aperitivo. Pero antes se toman de las manos y danzan en ronda. Esta danza recibe el nombre de «Alegría de los famas».

    Cuando los cronopios van de viaje, encuentran los hoteles llenos, los trenes ya se han marchado, llueve a gritos, y los taxis no quieren llevarlos o les cobran precios altísimos. Los cronopios no se desaniman porque creen firmemente que estas cosas les ocurren a todos, y a la hora de dormir se dicen unos a otros: «La hermosa ciudad, la hermosísima ciudad». Y sueñan toda la noche que en la ciudad hay grandes fiestas y que ellos están invitados. Al otro día se levantan contentísimos, y así es como viajan los cronopios.

    Las esperanzas, sedentarias, se dejan viajar por las cosas y los hombres, y son como las estatuas que hay que ir a verlas porque ellas ni se molestan.

    Al parecer, sos cronopio! Beso Santi

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