Desde que empezamos a planear el viaje, uno de los destinos que más nos llamaba la atención junto con Myanmar era Camboya. Un sexto o séptimo sentido que nos decía que este iba a ser uno de los países que más nos iba a gustar. Entrar a Phnom Penh es un choque duro con la historia, un lugar que muchos evitan por lo difícil que es ver los vestigios de las atrocidades humanas, siempre en nombre de algo superior (una religión o un ideal). Claro, nunca somos responsables de lo que hacemos, sino que algo más allá nos obliga a hacerlo, para crear un mundo mejor. Según qué y quién? Lo bueno es que si querés matar gente, o hacer que los demás se mueran de hambre, etc. podés contar con los 3 países de siempre: Estados Unidos, Francia e Inglaterra. No tengo nada en contra de la gente que vive en esos países, que además deben ser lugares hermosos, pero yo no se si saben que sus gobiernos son responsables de formar y apoyar casi todas las dictaduras del mundo. Hay mucho para contar sobre este tema, por eso voy a hacer un post aparte.
Creo que empezar por Phnom Penh fue una decisión muy acertada. Primero fue el encuentro -doloroso y necesario- con la sangrienta historia de este país pero después hubo puros placeres, visitas gastronómicas, reencuentro con amigos y otros amigos nuevos, para terminar con uno de los lugares a visitar más importantes del mundo.
Para llegar acá tuvimos que pasarla mal para poder salir de Vietnam. Teníamos ya pago el bus (12 usd cada uno) que nos iba a llevar a Phnom Penh desde Ho Chi Minh, pero cuando llegó la hora de partida (12 de la noche de un Sábado!), nos dijeron que no había lugar para nosotros 6 y que debíamos hablar al otro día con el dueño de la agencia para ver qué hacíamos. No dimos lugar a darlo por perdido y disctuíamos con el tipo del micro y con la de la agencia, ambos decían que la culpa era del otro pero nadie tenía la mínima intención de ponerse de acuerdo. Estuvimos casi una hora discutiendo, a punto de irnos a las trompadas y por suerte Esti pudo mantener la calma y solucionar todo hablando con el dueño de la agencia que se comprometió a pagarnos la noche de hostel extra, admitiendo su culpa. Finalmente íbamos a salir a las 6 de la mañana, parecía que Vietnam no nos quería soltar (Internamente yo sabía que tenía que dejar ciertas cosas en Vietnam…)
El bus increíblemente tenía WIFI así que en el medio de la frontera entre estos dos países, para la felicidad de Esti, pudimos ver un rato del partido de Boca vs River. El paso fronterizo fue bizarrísimo. Uno de los tipos del bus nos pidió los pasaportes y los 35 usd para hacernos la visa On Arrival, pero como ya la teníamos, no puso muy buena cara, aunque se los tuvimos que dar igual para que nos haga todo el tema del sellado de salida y entrada. Creo que sería más fácil si hicieran como en el resto del mundo, cada uno con su pasaporte, pero fue muy divertido ver cómo leían todos los apellidos y cuando llegaron a los nuestros nos los devolvieron con risas porque no se animaron a leer.
Nos subimos nuevamente al bus, para cruzar al lado camboyano y acá nuevamente tuvimos que entregar los pasaportes, entrar una casita, pasar por un pasillo y salir por la puerta «ya del lado camboyano» sin escalas. Nos suben de nuevo al bus y nos llevaron a un parador para desayunar diciéndonos que ahí nos iban a llevar los pasaportes. Yo que soy el tipo más perseguido del mundo no estaba para nada tranquilo con esto, pero por suerte al rato llegaron y nos dieron todo bien.
Al poco tiempo entramos a Phnom Penh. No sabemos muy bien el recorrido del Sleeping bus que salía a las 12 de la noche y llegaba a las 12 del mediodía supuestamente a Camboya. Nosotros salimos a las 6 de la mañana y al mediodia ya habíamos llegado, así que supongo que es más directo. Sobrevivimos al ataque de tuktuks ofreciéndonos transporte y conseguimos que por 1 dólar cada uno nos lleven a los 6 y nuestras mochilas (no hay imagen de esto, pero traten de visualizar una motito con espacio para 3 personas atrás, bastante chico y superpoblado y se van a divertir mucho) a la guesthous que las chicas habían reservado. No recuerdo qué habían hecho ellas, pero nosotros nos fuimos a comer unas pizzas y tomar cerveza tirada, a la vuelta por 5 dólares cada uno. Puedo decir que fue una de las comidas más caras que pagamos, pero estaba espectacular!
Después nos fuimos a caminar por Preah Sisowath que es la avenida de la costa del río Tonle Sap, y es uno de los puntos de reunión de la gente para pasar la tarde. Está lleno de niños jugando, y sobre todo en la plaza que da frente al palacio real. Pasamos también por el parque Wat Botum y vimos el monumento de amistad entre Vietnam y Camboya. Nos gustó más que nada volver a ver en Vietnam y Camboya la cultura de plaza, que también se puede ver en Argentina, de pasar la tarde con amigos y/o familia al aire libre.
Nuestro segundo día fuimos al campo de exterminio Choung Ek y después al museo Toul Sleng, que como dije les dedicaré un post aparte.
El tercer y último día antes de separarnos de las chicas, nos quedaba caminar por la ciudad para conocer algunos otros lugares, y fuimos al templo Wat Phnoum, aunque lo vimos desde afuera porque ya no queríamos pagar entradas para templos y después pasamos largo rato en el mercado central que tiene un diseño bastante particular y está más ordenado que otros que ya habíamos visto. Matu, se compró unos falsos ray ban por 2 dólares. Sabíamos también que si subíamos al último piso en el shopping que estaba a unas cuadras, tendríamos una vista desde arriba de la ciudad así que fuimos a buscarla. Tardamos mucho en llegar hasta arriba porque había unos sillones de masajes en todos los pisos y por supuesto los probamos todos, mostrando interés en comprarlos aunque era bastante obvio que no. Lo bueno es que nadie nos juzgó por cómo estábamos vestidos. Una vez arriba y ya metidos dentro del local que tenía el mirador, vimos que lo más interesante de la vista de Phnom Penh es justamente el diseño del mercado central.
Después fuimos al monumento a la independencia, y a la estatua del rey (sí, hay una estatua del rey que apoyó la dictadura). Después volvimos caminando por el río hasta el hostel. La última noche del grupo pasó entre juegos de cartas, vino y picada con galletitas y quesos baratos… Las queremos y en algún momento/lugar nos volveremos a ver!
[…] arrancaba el post acerca de la capital de Camboya, en nuestro primer choque con la dura y sangrienta historia de este país. Es que es muy duro leer […]