Hong Kong – La perla devuelta de Oriente

Los edificios en Hong Kong

Nuestro último destino en este viaje de 3 meses por el Sudeste Asiático era Hong Kong . Llegamos el 29 de Febrero de 2016 a la noche, con la intención de quedarnos 3 días. No queríamos recorrer mucho pero el tiempo que teníamos lo íbamos a aprovechamos, como siempre.

Hong Kong está compuesto por 4 territorios principalmente: Isla Hong Kong, Península Kowloon, New Territories e Isla Lantau. Al único que no pudimos ir es a New Territories, que es donde viven la mayoría de las personas y está lleno de viviendas. Según gente que vive ahí, no vale la pena ir, aunque es obvio que no les creemos nada.

Tomate un subte
Tomate un subte

Ya en el aeropuerto y luego de migraciones, tomamos un tren que nos salió carísimo pero que te deja en media hora en el centro de la isla principal de Hong Kong. Llegamos de noche y estábamos cansados, así que nos lo permitimos, pero a la vuelta volveríamos por menos de la mitad de precio. Después tomamos un subte en el fondo de la tierra. La distancia que hay que recorrer verticalmente, en promedio, para llegar a la superficie, es de 100mts. Una locura. Ascensores y escaleras mecánicas infinitas.  Luego llegamos a nuestro hotel que habíamos reservado, una de las habitaciones más grandes a bajo presupuesto que se pueden encontrar. Tenía 9 mts cuadrados.

 

Lo único que hicimos después fue caminar un poco, cambiar dinero, ir a comer y luego dormir. Al otro día nos levantamos, desayunamos y empezamos a caminar. El objetivo era subir el Monte Victoria, para llegar al punto más alto donde se pueden ver los edificios desde arriba. Se puede subir caminando o en una especie de tranvía que te deja en un shopping en lo alto. Desde ahí hasta lo más alto serán unos 2km a pie.

Después de disfrutar un poco la vista y el smog de la ciudad, fuimos a comer a Bubba Gump, que yo no sabía que existía de verdad y Matu nunca había comido. Desde allí volvimos a bajar en el tranvía y fuimos hasta el Hong Kong Park. Es uno de los parques más grandes de la isla, y uno de los tantos puntos verdes en la metrópoli china. Lo siguiente, que nos llamaba mucho la atención eran las escaleras mecánicas más largas del mundo. Es gracioso, porque te llevan desde el centro, a la nada misma y después tenés que volver al mismo lugar porque sino quedás lejos de todo. Si alguien vio el capítulo de los simpsons de las escaleras que llevan a la nada, parece una burla a esto.

Por todos lados se pueden ver los clásicos edificios con millones de departamentos, es increíble la cantidad de gente que vive acá y viven todos tan pegados y en tan poco espacio. También pasamos por el edificio del HSBC, que es uno de los más emblemáticos. Está construído de tal forma, que lo puedan desmantelar y llevárselo en caso de ser necesario.

Justo en el borde de la isla de Hong Kong, frente a la península Kowloon hay un monumento a la conmemoración del retorno de Hong Kong a China. Se explican las condiciones políticas y económicas de la devolución de la isla por parte de los británicos, entre un busto del emblema de Hong Kong y la bandera propia y la China.

Tai O, saliendo de la locura de Hong Kong

Entre tanto cemento no creíamos que podríamos encontrar un poco de la vieja cultura China. Llegamos a Tai O, un pueblito pesquero al fondo de la isla de Lantau. No tenía nada que ver con lo que habíamos visto los últimos dos días. Casas flotantes, templos Shaolín, un olor a pescado insoportable. Los puestitos de la feria todos vendían pescado seco y también peces vivos, como si fueran uno de esos buzos de llamita que se pueden encontrar en todos lados en el norte argentino. Desde aquí también parten excursiones en barco para ver delfines, etc.. Aunque escapaba de nuestro presupuesto y también de lo que teníamos ganas.

Para ir hasta la isla Hong Kong, teníamos que pasar por Kowloon. Fuimos al museo de historia y justo la entrada era gratuita. No somos de museo nosotros por lo general, pero este nos encantó. Está todo muy bien explicado y tienen muchas cosas de época.

Paseo de las estrellas y Show de luces

Caminamos por la feria de Kowloon, para conseguir unos regalos y terminamos en el Paseo de las Estrellas. De frente, el mar y la isla de Hong Kong, que a medida que va oscureciendo, va resplandeciendo con las luces de los edificios. No podíamos irnos sin una foto con Bruce Lee. Mientras esperábamos que llegue Gio, una amiga que conocí en Niue, nos sacamos unas fotos en el muelle. Cuando llegaron las chicas, vimos el show de luces que hay, aunque no nos gustó mucho. El edificio que más se destaca es el de HSBC, que parece el dueño del orquesta.

Nos llevaron a comer, justamente algo que Andrew nos había recomendado: Dim sum, entre otras cosas. Lo bueno de estos lugares en los que estuvimos, es que la comida es muy variada y también se pide mucho para compartir. Tanto Malasia como Hong Kong fueron placeres gastronómicos, sobretodo para Matu que es chef.

Nuestro último día lo dedicamos a comprarnos cosas para nosotros, para después pasar dos días en Bangkok y despedirnos.

Con Matu/ElCachorro, nos volveríamos a ver casi 3 meses después en Buenos Aires. Vino desde Francia para un partido de Lanus, por la final del Torneo Argentino de Primera División 2016.

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