La Ciudad del Viento – Wellington

Wellington

Una vez finalizado el trámite del Mundial (un trámite que no salió para nada bien) nos dedicamos a recorrer Wellington. Los chicos que viven en Auckland (Tom y Fede) vinieron para acá para ver el último partido así que el finde nos íbamos a dedicar a recorrer un poco. Durante la semana que estuve acá me dediqué a caminar por la calle, el museo Te Papa y el llamado Waterfront con la compañía de Caro (su hermano jugó para Argentina en el Mundial).

No son fanáticos de las películas acá
No son fanáticos de las películas acá

El Museo Te Papa tiene como 5 pisos y en todos muestras distintas. No lo hicimos en un día solo porque es muy grande y hay que caminar bastante. El último es una galería de arte (hasta ahí no llegué). El primer piso tiene una muestra de la fauna del país en la que se destaca un calamar gigante que si no es el más grande del mundo pega en el palo.

También se puede encontrar una exhibición de la actuación de las fuerzas armadas de Nueva Zelanda en la Primera Guerra Mundial, en Gallipolli. Más allá de la información que muestran y objetos de esa época, también hay esculturas de personas en tiempos de guerra, como un soldado con el arma en la mano, una enfermera llorando con las cartas que eran para su hermano y se las devolvieron porque estaba muerto, o un médico con el cuerpo de un soldado fallecido. Estas esculturas están hechas en un tamaño 4 veces más grande que lo normal, y como en TODO en este país, los detalles son INCREIBLES. Los pelos, el sudor, todo está puesto ahí a propósito y queda perfecto.

En los siguientes pisos también hay muestras de flora, fauna, objetos de tiempos anteriores a la invasión inglesa, un espacio especialmente dedicado al Tratado de Waitangi (donde las tierras son dadas a la corona inglesa a cambio de protección ¿?), también hay sobre las distintas culturas que vinieron para estas tierras como los Samoanos, etc.. Es muy completo, tiene muchísimas cosas y no en vano es considerado uno de los mejores museos de este país.

También, por el 75 aniversario de Air New Zealand hay todo un espacio dedicado a ellos, a los distintos uniformes del personal, los distintos aviones y destinos, y hay una cabina donde uno se sienta y puede ver mediante realidad virtual en lo que están trabajando para el futuro. Su idea es que uno se suba a un avión y pueda elegir el paisaje que quiera: Estar en la playa, en la selva (donde te pueden pasar los animales por al lado) o incluso en el medio de una ciudad como Shangai. Todo para que uno pueda disfrutar al máximo la experiencia de estar arriba de un avión y pensando en los que sufren esto.

Caminar por el Waterfront es algo que nadie se puede perder. Estás literalmente en el medio de la ciudad y de repente aparecés con el agua enfrente y más allá podés ver montañas y otros barrios de la ciudad. El caminito está decorado y es muy lindo. No, es algo que nadie se puede perder. Quedarse ahí sentado simplemente mirando.

Vista panorámica de Wellington
Vista panorámica de Wellington

Otra de las cosas que «no te podés perder en Wellington» es el Cable Car. Sinceramente podrías perdértelo si querés caminar. A mi no me pareció nada del otro mundo más allá de que el trencito esté muy lindo. Es para subir una colina de 120m y después bajar caminando por el Botanic Garden, podés pasar por el Observatorio y tener unas vistas muy lindas de la ciudad de Wellington. Acá nos encontramos con Caro y familia, y en el momento de bajar nos llevamos una sorpresa no muy grata al darnos cuenta que el camino de salida pasaba por el Cementerio… pero era seguir caminando por ahí o subir a pata de nuevo y bajar por el Cable Car así que le dimos para adelante. Terminamos tomando un café en un bar ruso muy elegante, donde el mozo tenía el jopo de Ronaldo y era muy gracioso.

También nos metimos un poco en el ambiente del fútbol de la mano del padre de Caro, donde nos contaba un montón de historias y donde al menos para mí se justifica el buen presente del hijo, sus valores y educación. Son muy locas algunas de las cosas que te enterás, pero saber que al menos hay un jugador con una familia que lo contiene está bueno. Además me hicieron cagar de risa desde que los conocimos en el Estadio para el primer partido hasta que se fueron, así que una masa.

Sábado a la noche, el grupo decidió hacer milanesas para cenar y después salir, por lo que se formaron 3 equipos: Equipo milanesas, equipo huevo y equipo papas. El ganador está claro quien fue, miren las fotos:

El Domingo a la madrugada se jugaba la final de la Champions League, Barcelona vs Juventus y quedamos en encontrarnos a las 6.30am en un bar que abría para pasar el partido en pantalla gigante. Todos pensamos que nadie se iba a levantar pero estábamos firmes ahí. Desayunamos algo no muy sano, el título era «Breakfast of champions» que en castellano significa «Desayuno de campeones».

Y era así:

Desayuno de campeones
Desayuno de campeones

Después del partido nos fuimos para el hostel a descansar un rato. Al ser este el último día de los chicos y flia en Wellington, a la tarde decidimos recorrer un poco más y agarramos el auto y nos fuimos al Mount Victoria. Otro lugar que tiene una vista impresionante de todo Wellington. Se ve el estadio también perfectamente, las montañas a lo lejos, el agua. Esta colina mide aprox 190mts pero nosotros subimos con el auto así que ni transpiramos. Después de algunas fotos y el ya clásico «NAA que zarpado que se ve» nos fuimos para el lado de Miramar. Es también una playa y en el camino nos cruzamos con la señal de Wellington escrita sobre la montaña a lo Hollywood, la diferencia es que como Wellington es la ciudad del viento las letras se volaban. A la vuelta pasamos por Lyall Bay Beach e hicimos todo el camino por Oriental Bay hasta el hostel nuevamente. Es muy loco estar en una ciudad y teniendo tanto paisaje a solo 5-10 minutos en auto, nada que ver a lo que estamos acostumbrados.

Yo me pregunto si alguna vez nos acostumbraremos a estar constantemente frente a tan hermoso paisaje en Nueva Zelanda.

Wellington me dejó muy buenas impresiones y muchos aprendizajes, cosas que debo revisar puertas adentro. En todo lo bueno y lo malo está el crecer y la verdad que esta ciudad me dio un cachetazo. Es una ciudad muy linda para vivir, porque raramente no tiene ese clima de ciudad grande que conocemos.

El Sábado a la madrugada salimos con Gera para Auckland a pasar el finde, nos pasó por arriba el tercer fin de semana consecutivo y yo ya estoy acá instalado en la casa de Fede y Tom que me están haciendo el aguante y son una masa.

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