El Eje Cafetero Colombiano

Lu en el mirador del Valle del Cocora

Nos encontramos un Viernes a la noche con Moni, Marce y Mattheus en Medellín. Los mismos personajes del día en Guatapé, pero ahora para ir a recorrer el Eje Cafetero. La base sería en Pereira, donde vive Yesid. El viaje fue todo de noche. Como Lu y yo sufrimos los mareos en las rutas con tanta curva en las montañas, dramamine (o mareol) y dormimos todo el viaje.

Llegamos, y con la amabilidad que caracteriza a Yesid, nos ubicó a cada pareja en su habitación. A dormir que mañana será otro día! Como dedicaríamos sólo un fin de semana al Eje Cafetero, sabemos que sólo tenemos un leve vistazo, con muchos lugares que nos faltan conocer.

Nos despertamos para almorzar en un lugar nuevo, muy barato. El nombre es Entre Carnes. Después de tanto tiempo de viaje volvimos a comer milanesas, pero esta vez de cerdo. Acá se llama chuleta apanada. Y así volvimos a casa por un ratito. El plato venía con un vaso de «aguapanela». Es una bebida típica donde como el nombre lo indica mezclan agua y panela que es un dulce. No es feo pero no se si lo usaría para acompañar este tipo de platos.

Almuerzo en el Eje Cafetero
Almuerzo en el Eje Cafetero

Después nos fuimos a recorrer un poco de Pereira. Es una ciudad grande y una de sus atracciones principales es el puente Cesar Gaviria, en honor al ex presidente. Es la capital del departamento Risaralda, dentro del Eje Cafetero. Como teníamos que esperar a que Yesid saliera de trabajar, hicimos un poco de tiempo. Terminamos en el Plaza Victoria tomando un helado de Arequipe, que no habíamos probado.

El puente emblema de Pereira
El puente emblema de Pereira

Las Termas del Eje Cafetero

Los planes de la tarde-noche, era conocer las aguas termales de Santa Rosa de Cabal. Aquí también probamos los clásicos chorizos de este pueblo, que son famosos en la zona cafetera.

Los precios están bien para lo que es, unos 23 mil pesos por persona. El complejo tiene muchas piletas y los fines de semana suele llenarse de gente. Sobretodo en las noches, y más si hay promoción. También hay un bar que vende comidas y bebidas. El remate es con una cascada gigante, con agua más fría que abrazo de suegra.

Perdón por la mala calidad!
Perdón por la mala calidad!

Llegar no es tan fácil, pero la verdad que vale la pena. Nos quedamos algunas horas disfrutando del agua calentita y luego llegó el hambre. Nos comimos unas empanadas riquísimas.

Una vez de nuevo en la casa, por fin probamos el aguardiente antioqueño. Al otro día nos costó bastante levantarnos. Cuando Moni lea esto, se enterará que tuvimos que tomarnos un alikal cada uno para salir.

Aguardiente
Aguardiente

Salento

Al otro día, nos fuimos a Salento, donde nos recibió una batucada en la plaza principal. El pueblo es chiquito, solo unos 7 mil habitantes. Es la ciudad más grande del departamento de Quindío, luego de Armenia. Caminar por ahí es un arcoiris a cada paso, con todas las casas de colores. Tiene unos miradores que llevan su sacrificio para subir, pero la vista es impresionante. En la ruta, uno puede ver también una finca abandonada que perteneció a Pablo Escobar.

Yesid, como siempre nos hizo probar algo nuevo. En este caso el chontaduro, que nos pareció horrible y tuvimos que tirar. También aprovechamos la oportunidad para comprar café para llevar de regalo a nuestras familias.

También fuimos a la entrada del Valle del Cocora. Por temas de tiempo, no pudimos meternos más adentro del mismo. Aunque las vistas nos hacen imaginar lo que se puede encontrar dentro, como las palmas de cera. Quedará para otra visita.

Sin dudas, este pequeño vistazo al Eje Cafetero nos obligará a volver proximamente.

Terminamos almorzando en los puestitos de la plaza, un patacón con todo y otro con camarones.

Patacon con camarón
Patacon con camarón

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